lunes, 8 de marzo de 2010

Conceptos, Juicios y Raciocinios en el Lenguaje Médico

TALLER INTERACTIVO DE COMUNICACIÓN I, evaluación del primer subnúcleo: Lenguaje y Pensamiento.
Universidad de Antioquia
Facultad de Medicina
Área de Comunicación
Curso de Comunicación I
Grupos: 01, 02 y 03

INSTRUCTIVO:
1. Lea con atención el texto: "La Complejidad del Lenguaje Médico" del doctor Javier Clavero Salvador, e identifique las palabras claves del documento.

2. Identifique y justifique los conceptos, juicios y raciocinios del texto, aplicando los contenidos del enlace http://www.liceodigital.com/filosofia/logica.htm; en el aparte de lógica formal: "Lógica, lenguaje y símbolos"; concepto / juicio / razonamiento.



LA COMPLEJIDAD DEL LENGUAJE MÉDICO
Javier Clavero Salvador

Fama tiene el médico moderno de practicar una caligrafía engorrosa. La «letra de médico» es, para el pueblo, aquella ininteligible, que, en todo caso, sólo el arte y la sabiduría del licenciado farmacéutico puede descifrar. Pero con ser la escritura del médico de difícil entender, es cierto que el propio lenguaje de la medicina está formado por una jerga, términos en gran medida ininteligibles para el profano en la materia. El lenguaje médico está constituido por un compendio de términos extraños, tecnicismos esotéricos, expresiones científicas, nombres propios de diverso origen, abreviaturas, siglas, fórmulas y barbarismos que hacen de este peculiar argot uno de los más extraños y ajenos al vulgo de los muchos que en la sociedad actual existen.
Es fácilmente constatable el que todas las actividades sociales con tradición histórica, y cuerpo profesional específico, hayan generado su particular forma de comunicarse, su jerga. Una tecnología de la información propia que les diferencia y separa del mundanal ruido. Abogados, jueces, funcionarios, políticos, militares y curas, cada cual mantiene su propio lenguaje, sus claves particulares, sus liturgias y modos de comunicación que les identifican.
Pero el lenguaje médico es quizá más complejo, rico y extraño a la sociedad civil porque parte de una mayor tradición. También porque la medicina es un compendio de arte y ciencia, de magia y técnica, y esta su esencia, que aún no ha perdido, a pesar de que hoy se habla de «medicina científica» para diferenciarla de la de tiempos pretéritos, ha dejado también mella en su expresión.
Desde los primeros hechiceros la palabra tuvo un papel determinante en las prácticas terapéuticas. A la palabra siempre se le ha atribuido propiedades mágicas. La capacidad de transmitir confianza al enfermo, dominando con seguridad términos desconocidos para éste, resulta a veces más efectiva que toda la farmacopea. El ocultismo de la terminología médica sirve otras veces para la comunicación profesional en presencia del enfermo, evitando que éste llegue a comprender la dimensión del problema que se discute o el diagnóstico a que se ha llegado. Pero la complejidad del lenguaje médico viene sobre todo del desarrollo científico y técnico de la medicina.

LA MEDICINA EN LA ESTRUCTURA JERARQUICA DE LAS CIENCIAS
En la estructura jerárquica de las ciencias, los disciplinas más básicas, como la física atómica que se ocupa de la composición y propiedades de los átomos, utilizan un lenguaje preciso, reducible incluso a fórmulas matemáticas, por lo que se le vienen a denominar «ciencias exactas». Si subimos en el escalafón de la pirámide de las ciencias, pasando por la química, la biología, hasta las ciencias sociales que se encontrarían en la cúspide, la descripción de los fenómenos se hace a cada escalón más complicado, y la precisión de los matemáticas deja paso a lo aleatorio de las estadísticas, e incluso a lo subjetivo de la opinión (1).
Los ordenadores son máquinas que han alcanzado una enorme capacidad de almacenamiento de datos y rapidez en el cálculo, la ordenación y la presentación de la información. Por ello se adaptan con gran facilidad a las ciencias exactas cuyos postulados son reducibles a números y fórmulas matemáticas, pero requieren un mayor esfuerzo para trabajar con el lenguaje utilizado en los niveles más altos de la jerarquía de las ciencias (2).
Pero en esa pirámide de las ciencias, ¿dónde se encuentra la medicina? La medicina no es una ciencia. Marañón definió la medicina como «compendio de ciencia, arte y oficio» (3). Hablamos ahora de «medicina científica» porque la medicina se sirve de las ciencias. Pero la medicina en sí no es ciencia.
Cada ciencia ocupa un plano definido en la estructura jerarquizada, según su campo de entendimiento, sin embargo la profesión denominada medicina se sirve prácticamente de todos estos planos (4). La medicina cruza verticalmente todos los niveles científicos del saber, desde los principios y técnicas de la física, sus términos y fórmulas, hasta el extenso campo de la biología y las ciencias sociales. La radiactividad, la electrónica, la informática, la bioquímica, la genética, la inmunología, la psicología, la sociología o la demografía. Todos son disciplinas de uso común en la medicina moderna. Todo el léxico particular de cada una de ellas queda también acumulado en las decenas de especialidades médicas que de continuo amplían el ya tradicional y complejo lenguaje médico.
Todo esto ha traído beneficio indudable al desarrollo de la medicina actual, pero también dificultades y complicaciones añadidas. Estas dificultades vienen en gran medida derivados de que la medicina científica, la que se practica en los países desarrollados, ha llegado a convertirse en una gran torre de Babel. El problema no es ya que el paciente no se entere de lo que se habla o se escribe sobre su propio padecimiento, el problema ha llegado a ser el que difícilmente se entienden especialistas de diferentes áreas y sectores de actividad de la propia medicina al utilizarse una jerga especial en cada una de las especialidades según se apoye ésta más en una u otra ciencia o área del saber (5, 6).
BIBLIOGRAFÍA
1. Plois, MS. «Medicine and the Nature of Vertical Reasoning». N Eng J Med, 318 pág. 847, 1988.
2. Greenes, RA and Shortliffe, EH. «Medical Informatics» JAMA, 263 pág. 1 1 14, 1990.
3. Marañón, G. «La Medicina y nuestro tiempo». Espasa Calpe. Madrid, 1963. 108.
4. Tosteson, DC. «New Pathways in General Medical Education». N Eng J Med, 322 pág. 234, 1990.
5. Steering Group on Heaith Services lnformation. «Kórner Reports». Secretaries of State fo Health, London 1982.
6. NOMESCO-ADAT Working Group. «Planing Information Service for Heaith». Helsinki, 1981.